jueves, 20 de noviembre de 2008

Craig, David Craig

Aquellos que mañana esperéis oír la frase ("Bond, James Bond"), no estáis de suerte. La nueva película sobre el espía británico se centrará en la venganza de su protagonista tras dejar a la bella Vesper sumergiéndose para siempre en las frías aguas del canal veneciano, ignorando todos los códigos (casi todos) que ha ido acumulando la saga, especialmente en sus inicios. No habrá en esta nueva entrega ni mítica frase, ni Mony Penny, ni tan siquiera Q y sus gadgets. Sí tenemos la promesa de que se mantendrá el listón alto. Esto supone contar con un guión elaborado y trufado de diálogos ágiles, ácidos y pródigo en frases lapidarias; un protagonista con sus luces y sus sombras; unas escenas de acción trepidantes, vibrantes, pero con un mínimo de credibilidad que no te oblige a espetar "are you fuckin' kidding me, dude?"; unos títulos de créditos con todos los elementos de la serie (música pop, erotismo, figuras y colores psicodélicos, el motivo balístico); una fotografía cuidadísima que resalte cada uno de los escenarios y, por último (que no menos importante), unos secundarios que den la talla: una chica Bond, la número 86, tan interesante como la propia Vesper (vale, esto es casi imposible); malos malísimos con algún rasgo característico (si en Casino Royale eran sus lágrimas de sangre, aquí parece ser un diente de oro -mi abuelo tenía varios-); o a una M en la misma forma física que la dejamos hace tres años atrás (esa dama de la interpretación, Mrs. Dench, garantía de bon faire interpretativo, as usual).
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Esta semana ha sido una sufrida cuenta atrás. Son pocos los que a día de hoy no se han rendido ya al encanto de Mr. Craig. Los puristas del género seguirán empecinados en sus cantinel as habituales: "¿¡Un J.B. rubio y no moreno!?, ¿¡Un J.B. bajito, que no supera el metro setenta!?, ¿¡Un J.B. enamorado, en lugar del típico dandy!?, ¿¡Un J.B. desaliñado tras una pelea y al que le golean en las pelotas!? ¿¡Un J.B. sin un reloj que es bomba, aguja hipodérmica y balsa hinchable si se tercia!?" Pues sí. James Bond-Mr-Craig no es nada de eso y es TODO lo demás. Y ahí radica su enorme éxito. La sorpresa de los escépticos y puristas ya no es más que una nota a pie de página en los anecdotarios de Bond. Por mi parte, prometo igualar el número de veces en el cine con su precedesora (la marca está en 4). No es que todo lo anterior (gadgets; mujeres bellas, pero personajes planos de generosas curvas; trajes impolutos y vestidos de haute couture) esté mal. Pero si la película pretende sostenerse solo con esto, entonces todo cojea alarmantemente y se crea un ambiente rancio por lo recargado y por lo automático de su misma vocación de saga, pero vacío conceptualmente. Mr. Craig representa una ruptura con todo esto. Por ello, ¡gracias!
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2 comentarios:

Cabriola dijo...

con tu permiso me doy una vueltecita por tu blog al que fijisimo me voy a enganchar porque acabo de ver la foto de las chicas de Gilmore... jajajajaja

besotes marisoleros

javito javier dijo...

¡hola Albert! ¿Qué tal? En primer lugar quisiera darte las gracias por tu comentario en mi blog hará unos días. Que sepas que hasta hoy no lo había podido leer y que ya he contestado al mismo en 'Sol y Luna'.

Permíteme que te diga tú también estás llevando un blog muy entretenido y la mar de dinámico. Recién acabo de entrar en él..., así que..., como dice la marisolera y amiga Cabriola yo también me daré una vueltita para degustarlo como se merece.

Otra cosa: Compruebo que comparto algunas coincidecias en torno a nuestros respectivos gustos musicales, literarios, y cinematográficos. ¡A mí también me encanta la saga escrita por J. K. Rowling! Me los he leído todos, y las pelis las sigo igual. El niño interior que llevo dentro, je, je, je. :o)

¡Saludos de colores!