jueves, 15 de enero de 2009

The Long Shadow of Nazi Terror in El internado


La genialidad del capítulo final de El internado se puede cifrar en el acertadísimo juego de ir señalando con la pistola de Paula, quien cambia la de juguete por una de verdad escondida en la cómoda de su profesora Amelia, poniendo de manifiesto la incertudimbre que sentíamos los telespectadores sobre qué personajes estaban predestinados a morir. Los responsables de la serie nos habían prometido un baño de sangre, así que parecía una buena idea ir apuntando a los diferentes personajes de la serie con la pistola y de paso dejarnos con la boca abierta y con el aliento congelado en el aire. Cabe decir que los guionistas no supieron sacar provecho a la misma en un momento catártico final, sino que como la tarta de cumpleaños que se saca antes de tiempo, la pistola acaba teniendo una fin mucho más prosaico. Sin embargo, el momento catártico final llega, la luna se tiñe de rojo en el internado y las premoniciones más negras se cumplen irremediablemente.

El capítulo comienza en buena forma, no se andan con memeces y observamos a sus protagonistas corriendo arriba y abajo por los pasillos o campo a través; cambiando de habitación mientras llevan a cabo amenazas o intentan atar cabos y, por último, precipitándose todos hacia un final trágico: Iván y Julia huyendo de su captor; María, Toni y Jacinta amenazados por miembros del Proyecto Géminis; Fermín, cegado por la venganza, a punto de culminar su misión; Lucas y su padre tratando de despistar al destino; y los otros chicos del grupo adentrándose en el recinto secreto de la capilla. Los guionistas han realizado una gran labor al engarzar las distintas escenas en su sucesión de clímaxs, descubrimientos y hasta la largamente esperada anágnorisis, como si de un tragedia griega se tratase: ¡Por fin Iván descubre que María es su madre! Las voces televisivas que se lamentaban semana tras semana que El internado proporcionaba pocas revelaciones acumulando secretos y misterios deberían estar de celebración esta noche. Torné, uno de los grandes descubrimientos televisivo de los últimos años, elegante y sobria, protagonista de los últimos Archivos secretos de la temporada y de uno de los primeros secretos de la serie, se descubre (o más bien la descubren) como la madre biológica de Iván. También se destapa la implicación de Joaquín Fernández -el padre de Elsa- en los crímenes perpetrados en la Laguna Negra. Y finalmente hace su aparición el señor Novoa -el padre de Marcos- aparente víctima de un naufragio y recogido por una pareja de pescadores griegos... -a más de uno seguramente le dieron ganas de gritar Mama mia!-. ¿Se podía pedir más? Quien responda que sí es que nunca ha visto Lost. Y, sin embargo, la serie nos tenía preparados un último descubrimiento: el despliegue de la tela con la esvástica nazi. Al ver el mobiliario propio del Medievo me había dado un vuelco al corazón, ya que por un momento pensé que el rumbo que iba a tomar la serie era el de una novela de misterio sobre los templarios.


La temporada se cierra y deja muchas preguntas en el aire: ¿Fermín está realmente muerto? ¿Cómo encararán el nuevo giro que ha dado la vida para María e Iván, ahora sí, madre e hijo? ¿Qué pasará con Héctor para que acabe finalmente en una silla de ruedas? ¿Cómo tomará las riendas del internado Noiret ahora que la sombra del exdirector no es una amenaza? ¿Cómo afectará a Elsa la muerte de su padre y lo ocurrido con Héctor? ¿Qué grado de responsabilidad recaerá en Jacinta y el padre de Lucas tras el asesinato? ¿Cuál será el siguiente paso de los chicos tras el último descubrimiento? ¿Cuándo y cómo se incorporará el Sr. Novoa a la trama de El internado? ¿El Proyecto Géminis busca crear la raza aria a partir de gemelos manipulados genéticamente? Confíemos que Gonzalo de Castro, Natalia Verbeke y María Esteve pongan toda la carne en el asador para que la espera sea mucho más amena, mientras los chicos de El internado regresan a las noches de Antena 3.
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miércoles, 14 de enero de 2009

Ill-fated Matins


A pesar de hallarse de celebraciones por las 1000 emisiones, el programa matutino Matins (perdonad la redundancia), liderado por el periodista Josep Cuní, ha vivido una de las semanas más tristes por dos motivos distintos. Este lunes muchos de nosotros tuvimos conocimiento in live de que Pilar Rahola, habitual colaboradora de Matins y también de ese engendro con ínfulas de seriedad y rigor informativo supuestamente centrado en temas de actualidad y no de golerinpopón -el formato estrella de la cadena que combina afán de goler en la vida de los demás y luego emplear la técnica mamporrera, este último término acuñado por SQLH- estaba recibiendo numerosos emails donde era amenazada por su posicionamiento y activismo prosinoista. Además, denunciaba que en la manifestación del pasado sábado en Cataluña se repartiesen cientos de revistas que contenían un artículo donde se señalaba a Rahola y otras figuras destacadas de Cataluña (Jaume Renyer, Joan B. Culla, Lluís Bassat, Miquel Sellarès y Vicenç Villatoro) defensores y hasta cierto punto responsables del genocidio que está teniendo lugar en Gaza. También criticó la impunidad con la que un encapuchado con pistola de plástico -según los Mossos en su declaración para Matins- se paseó entre los manifestantes. Aguijoneada por Cuní, Rahola explicó la desagradable situación que está viviendo actualmente, acusó a algunos fascistas de izquierdas de apoyar esta campaña de difamación y aseguró, por último, que continuaría expresando sus ideas con valentía y convencimiento. Hoy nuevamente el tema de las amenazas a Rahola ha sido tema cadente al llegar dos nuevos emails a la cadena de TV3. Uno de los emails contenía la foto de una Rahola ostentando una estrella de David en el brazo e iba acompañado de la siguiente sugerencia: "Si la véis, felicitadla: esta semana cumple 800 muertos". Aunque el otro email poseía un enlace a la web de la plataforma Aturem la guerra!, Cuní ha puntualizado que se desconocía si el email pertenecía a la misma. Por su parte, Rahola ha exigido un comunicado de la plataforma donde se pronunciara al respecto, por lo que algunos miembros de Aturem la guerra! han expresado su rechazo a título personal y han condenado este tipo de correos.

Por otra parte, la fiesta que celebró ayer el programa en el Liceu estuvo teñida de negro al morir una de las asistentes al evento. Una señora de Sant Carles de la Ràpita se desplazó hasta Barcelona para asistir a la celebración. Cuando estaba a punto de incorporarse a la cola y entrar en el Liceu, dio un traspié y fue atropellada por una fugorneta, muriendo en el acto. Hoy el programa ha expresado su profunda aflicción por este trágico suceso y mañana acompañará a la familia durante el entierro.
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martes, 13 de enero de 2009

Prison Aida


Aída deja el barrio, dejando la casa por barrer, pero (¡eso sí!) a lo grande: "Si me queréis, IRSE". El asesinato de su yerno, de clara evocación almodovariana (véase Volver), a golpe de plancha por la madre coraje de la serie, provocará que ésta de con los huesos en la cárcel, explicando así su desaparición de la serie. Su despedida, entre lo emotivo y lo gamberro, con ese final metatelevisivo (las palabras de Aída a su hermano) y esas palabras de agradecimiento a sus compañeros-vecinos que translucen más sobre la actriz (Machi) que sobre el personaje, ha sido el que se merecía una serie de una trayectoria tan exitosa como la suya. Se va dando el relevo a su hija Soraya, aunque el auténtico legado recaiga en las manos de Aidita, quien muy probablemente consiga rellenar el hueco de su abuela en cuanto los guionistas dejen respirar al personaje, en lugar de buscarle frases ocurrentes cada vez que abre la boca. La materia prima está allí. El futuro de Soraya no parece en cambio tan halagüeño. A Ibarguren le va a hacer falta algo más que gritar como una poligonera para ponerse a la altura de sus compañeros. De momento, habrá que esperar a que el dramatismo que ha arrastrado el personaje con su irrupción en la serie, todo lo relacionado a los malos tratos, permita revelarse al personaje y demostrar su vis cómica, así como una mayor envergadura psicológica.
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