miércoles, 5 de diciembre de 2007

There's No Business Like Show Business

En septiembre llegó a las salas españolas la nueva versión de Hairspray, un estreno largamente acariciado que me acompañó durante el interrail de agosto, trayecto en el que nos íbamos topando con la promoción que los diferentes países hacían de la película: un día era un cártel en el Boulevard de los Capuccinos -París se adelantaba más de tres semanas al estreno español-; otro la emisión del tráiler en un canal de la televisión italiana; un tercer día, aparecía ante nuestros hundidos ojos -el cansancio ya empezaba a hacer mella en nuestros cuerpos- la enorme valla publicitaria de Hairspray con carácteres griegos en algún punto del Peloponeso; una semana más tarde un artículo en una revistita gratuita búlgara abandonada en un McDonald's en el centro de Sofía y del que sólo podíamos apreciar los escasos fotogramas que acompañaban al texto. Dejando de lado, estas reminiscencias posvacacionales, el éxito de la película estaba acojinado por un reparto sin mácula, unas estupendas canciones y un montaje que no entorpecía el ya de por sí complejo proceso de adaptación de una obra de teatro -aunque, peor es siempre la conversión a la inversa-. John Travolta conseguía hacerme olvidar momentáneamente a la gran Divine y la genial Nikki Blonsky, una cenicienta neoyorquina de diecisiete años que, antes de dar el salto definitivo a Hollywood y meterse al público en el bolsillo de la ceñida falda de Tracy Turnblad, trabajaba vendiendo helados. Madre e hija, respaldados por unos veteranos (en el sentido de excelencia como Christopher Walken, Michelle Pfeiffer y Queen Latifah) y una troupe de jóvenes valores como James Marsden, Amanda Bynes, Elijah Kelley o la encantadora "Little Inez", la actriz Taylor Parks, quien, por cierto, intervenía en uno de los últimos capítulos de nuestra venerada Gilmore Girls. Más gay que nunca -no podía ser de otro modo-, el Hairspray del director y coreógrafo Adam Shankman se matriculó con cum laude en la segunta temporada del 2008.
Varios meses más tarde llega la a ratos hilarante Enchanted, protagonizada por una estupendos cursis como Amy Adams y James Marsden -en su segundo papel musical del año-. Desconcierta que una película Disney, sin abandonar algunos de sus rasgos definitorios, haya aprendido a reírse de sí misma y de las simplificaciones ridículas de sus planteamientos. Los primeros minutos de animación en 2D son inmejorables y el trasvase al mundo real no hace decaer el tono hasta el momento conseguido. El final sorprende, no por su originalidad, sino porque la expectativas que a lo largo de toda la película hemo sido forjando caen en saco rato y la película se acaba convirtiendo en una comedia romántica al uso. No obstante, reivindico la necesidad de algunas películas con finales felices, prototípicos y halagüeños en la más pura línea de la factoría Disney. Los únicos reproches son la poca intervención de dos damas de la interpretación, llamadas a filas, pero poco (o mal) aprovechadas como Susan Sarandon e Idina Menzel.


Pero aquí no acaba la lista. En breve, recibirimos la última aportación al cine musical de las manos del personalísimo Tim Burton y su actor fetiche Johny Deep. Se trata de Sweeney Todd, musical que popularizó en el teatro la también televisiva Angela Lansbury. Su estreno está previsto para el próximo mes de febrero. A Deep le acompañan Helena Bonham Carter, Alan Rickman y Timothy Spall (Nathaniel en Enchanted). El tráiler oficial ya circula por Internet. Algo más tarde, para los meses de estío, llega la versión fílmica de Mamma Mia! con un equipo artístico capitaneado por Meryl Streep en el papel de la magnífica Donna y su hija -a punto de casarse- que regentan una posada en una idília isla griega. Para este musical que se estrenó hace una semana en el Barcelona Teatre Musical con gran éxito -éxito avalado en sus tres años de cartelera madrileña-, Elsie consiguió cuatro entradas en platea centro. Nina, Roser Batalla y sobre todo Munta Rius estuvieron magníficas.
















6 comentarios:

Javier dijo...

De todas, la única que espero no perderme es Sweeney Todd, ya que se produce esa conjunción de elementos fetiches, al menos para mi, Tim Burton, Johny Deep y Helena Bonham Carter, ¿puede existir algo más cercano al paraíso?

Anónimo dijo...

Me alegro q te hayas sacudido la apatía y estés otra vez aqui.

Disfruté como una enana viendo Hairspray.Sales del cine optimista y feliz lo q no es poco.

Encantada la fui a ver con mi hijo de 9 años.Es fácil ver la peli a través de sus ojos y te lo pasas mucho mejor.También me sorprendió el final aunque como es lo q estas deseando pues te consuelas enseguida jejejeje.Da gusto ver al Dr Macizo fuera del hospital.Ya se q no te gusta Anatomía de Grey!!!

Anónimo dijo...

Maremia, este post parece sacado frase por frase de mi cabeza xD Totalmente de acuerdo en todo. Últimamente me he acordado mucho de ti, porque llevaba una temporada sin ver las chicas Gilmore (por un conflicto de subtítulos: tengo la teoría personal de que es una serie que doblada no vale ni la mitad), y llevo 2 semanas que los absorbo como churros. Aproximándome peligrosamente a la 7ª temporada, and counting...

mismilcosas dijo...

Un musical con Deep de por medio!!?? Esto no me lo pierdoooo!!

mua

JL dijo...

Amo a Patrick Dempsey y amo a James Marsden!!!.

Sweeny Tod es un gran musical, no os lo perdáis!.

senses and nonsenses dijo...

aunque mantiene el espíritu del original no se puede comparar a divine con travolta, sale perdiendo el segundo. me quedo con la de waters.
de lo demás tb me quedo con burton y sweeney todd, a ver.
lo de meryl streep y mamma mía, qué miedo!!! mama mía.

un abrazo.