Cuando apenas quedan dos semanas para que Cris se corte el pelo a lo garçon y luego se devore un helado sentada campechanamente en la escalinata que parte de la Fontana Della Barcaccia. Cuando apenas quedan dos semanas para que yo me convierta en el temerario paquete de una jovial conductora al volante de una vespa -conductora que me meterá en líos al asistir a una fiesta por la noche en el puerto-. Cuando apenas quedan dos semanas para nuestra aventura romana -y parisina y monagesca y florentina y veneciana y ateniense y... véte a saber qué otros lares nos recibirán acogedora o rudamente-, me doy cuenta de lo minúsculo de mi existencia -este año ya me hizo explorar esta experiencia la biografía de Che Guevara-.
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1 comentario:
Que suerte, en Roma estuvimos en Semana Santa y nos encantó y Venecia es, sin duda alguna, mi ciudad favorita del mundo entero (bueno del mundo que conozco xD)
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