Todo empezó con el secuestro de Doña Rogelia y Macario el viernes. Los amordazamos con trapos para que no pudieran gritar, después les atamos las manos a la espalda con cinta adhesiva que rezaba "Frágil" y finalmente los atamos fuertemente con un cordel el uno al otro. Además, hicimos otras gamberradas de diferente índole -al escribir "gamberrada", me he acordado nuevamente del chiste de la gamba, chicos- como llenar la casa de hilos con panderetas y cascabeles colgantes, hinchar dos centenares de globos -otra vez en menos de un mes, aunque esta vez éramos cuatro pares de pulmones menos para más inri-, precintar todos los electrodométicos y cuanta víctima se topaba con nosotros por el camino -incluída la suplicante caja de cereales y salvo la jaula de los periquitos o los canarios (que no me acuerdo la naturaleza de los mismos) porque las histéricas aves eran capaces de engullirse la cinta y morir asfixiadas-, etcétera... Después de nuestro gran golpe - gran golpe el que se llevarían los dueños de la casa -Felicitats Montse i Lambert!-, fuímos al chino,juzgamos equivocadamente a una de las camareras tildada de "borde", repetimos hasta la saciedad a todo el personal del restaurante que no queríamos café, bebimos chupitos de "lichi" o como diantres se diga y para acabar, robamos a Elsie las chapas de su bolso. La noche prosiguió por l'Eixample esquerre con nuestra particular versión del Ministerio de los Andares Tontos (originario de los Monty Python) que no nos permitía avanzar y después bajamos nuevamente hasta la Gran Vía y de allí hasta la mejor orchatería de Barcelona (aunque le pese a Elsie).
El sábado me encontraba con un cheese cake como compañero de viaje. Como el pastel no se encontraba muy bien, descansaba en el regazo de Ira (la tirititera) para que le diera de pleno el aire acondicionado. ¡No hay nada como ser un cheese cake para recibir tratamiento especial! Al llegar a la Palma, donde se encuentra la idílica masia de Xos, aparcamos en una pista de frontón cubierta por el espeso ramaje de una enredadera que trepa hasta el siguiente nivel, donde si sitúa señorialmente la rústica casita con su magnífico porche -en el que Miguel y yo holgazanearemos el resto de la mañana mientras se habla de Just for Laugh y las pésimas traducciones de las series y películas-. La tarde transcurre en un columpio que por su abuso produce una cadena de náuseas. Xavi nos deleita con su abanico de chistes y Marta y Quim nos llevan de paseo por la montaña y nos adentran en un pasillo de espesos arbustos -especial mención a los de la zarzamora cuyos ramas con pinchos se nos clavan salvajemente en las piernas y los brazos- y bajadas que se desmororan bajo el peso de nuestras urban sandalias. El regreso a la ciudad en el coche de Oru es el momento más asfixiante del día, pero cae en el olvido en cuanto Elsie y yo, apeados en mitad de la Avenida Madrid, nos diponemos a bajar hasta nuestra calle (son cerca de treinta minutos de camino) cantando canciones de Formula V, Mecano y El Canto del Loco y silbando al más puro estilo Leonor Watling.
A las ocho de la mañana del encapotado domingo nos dirigimos a Port Aventura (Salou) en el coche de Manel con Abba tronando en nuestra furgoneta psicodélica llamada Verónica. Llegamos cuarenta y cinco minutos tarde y al encontrarnos con Cristina y Raquel en el parque temático, nos sentimos abrumados por los altos decibelios alcanzados por Cristina al echarnos la bronca por la tardanza. Nos subimos en la nueva atracción, Furious Baco, y luego en algunos clásicos del parque como el refrescante Tutuki, el emblemático Dragon Khan o los rápidos. Cabe mencionar el momento "El grito" de Munch en el barco balanceador frente al entusiasta grupos de japoneses fashion. Caen otras atracciones más light, algunos espectáculos y el Estampida que deja un profundo dolor de cabeza en algunos de nosotros. Después de la comida, el grupo de música formado por vaqueros -con un indio bajista ¿?- nos da las gracias por nuestro entusiasta atención. El retorno a la civilización es sosegado con Miguel Bosé, Rafael y su "Aquarius" y la flamenca versión de "Un beso y una flor". Punto final.
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1 comentario:
Me ha encantado tu post y me encanta también el haber vivido este fin de semana tan movido y espectacular. No paré de reir hasta que la estampida me desencajó el cerebro y giró mis hemisferios colocando el derecho en el izquierdo y el izquierdo en el derecho. El balancín de la Xos, precioso, y sus efectos, nauseabundos, jeje.
Ésto es una iguana que se encuentra con otra, y le dice:
- Hola, ¿como te llamas?
- Iguana, ¿y tú?
- Iguanita que tú
:) "Su pa pa tru pa pa"
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