Como si de "una nueva y mejorada" Lorelai Gilmore se tratase, ayer llegué renovadísimo de mi gran periplo europeo. Atrás se quedaron los largos paseos por algunas de las capitales más bellas y turísticas de Europa; las tediosas esperas en las estaciones, libro en mano para amenizar el transcurso del tiempo; las dulces abstracciones durante los trayectos en tren a través de Grecia, Rumanía o Bulgaria... Como buen mitómano, casi pierdo el sentido al encontrarme a las dos de la madrugada bajo la torre Eiffel (¿quién escribió decepcionante?) iluminada por cientos de bombillas centelleantes y pensar con cuanta frecuencia los personajes de mis libro
s mencionaban su deseo de viajar a la Ciudad de las Luces -y algo más lóbrego también, pensar en la cantidad de escritores y actores que escogieron París para morir o ser enterrados allí- y subir hasta Montmartre y encontrarme con que la Plaza del Tertre está tan atestada de gente que soy incapaz de hacerme una idea de la fisonomía de la plaza y deleitarme con las obras de sus pintores sin estar preocupado por los amantes de los ajenos (¡juas!), así como comerme un helado en la escalinata junto a la Plaza Española romana y subirme en una Vespa (idéntica) a la de "Roman Holidays" y poner cara de una flipada Audrey (mi compi de viaje no quiso ser Audrey para que yo pudiera ser Gregory Peck, a pesar de que ella tenía más "Funny Face" que yo... juas...) o pasear por la monumental Viena de "Sissi" sintiéndome insignicante (y comprar todo souvenir de la cinematrográfica emperatriz)o deambular por Salzburgo tarareando "Do, Re, Mi" y "Climb Ev'ry Mountain" a lo Van Trapp y entrar en los jardines Mirabelle y exclamar continuamente "...pues fue en esta escalera de piedra donde los niños Van Trapp van dando saltitos mientras entonan las diferentes notas..." y dar los saltitos en entusiástica demostración o bajarte a horas intempestivas de un tren turco para que todavía con legañas en los ojos te suban a un autobús sin darte mayores explicaciones hasta otra lejana estación de tren mientras te imaginas reviviendo el caso de "Midnight Express" o (éste es el último "o") viajar hasta el castillo de Bran (Vlad Tepes, Drácula, Bram Stocker) en un autobus destartalado y acordarte de Winona Ryder, Gary Oldman, Kate Beckinsale, Tom Cruise, Kirsten Dunst, Polanski, Sharon Tate y de todo actor que alguna vez ostentará colmillos o guirnaldas de ajo...
Momentos malos no ha habido (obviaremos la escena revival Pilar López de Ayala bajo la lluvia en "Juana la Loca") aunque en algunos momentos haya tenido momentos de grave mono serial o de cine como el la pizzería búlgara cuando me pusieron la MTV para comer y ví el videoclip de "The Rembrandts" con mis chicos de NY. O cuando empezaban a escasear mis libros por leer (ya he dicho que fueran largas algunas esperas) y hubiera estado a punto de vender un riñón por conseguir una "Fotogramas", un "Qué Leer" o un incluso un "National Geographic" y me tenía que contentar con leer rótulos en idiomas que no conocía o mirar la pantallas digitales de los "arrivals&departures"... y meterme ralladas mentales (empiezo a hablar como "Er' Tronco", el de la melena a lo Pink Floyd, pero más oscura, más lacia -más Severus Snape- y más larga y olor a aversión a la ducha; ese animal gregario ataviado con ropa de mercadillo rumano y vocabulario básico que consta de 30 palabras que va "a su puta bola" y que sig
ue de cerca los desplazamientos de su manada; ese especimen,
made in Spain, con el que nos íbamos topando a lo largo del viaje....¡ufff! que se acaba el súperparéntesis...hihi...) como que las chicas Gilmore durante su "particular" interrail en el verano del 2003 no lo pasaron tan mal como yo porque ellas no sufrían "mono Gilmore" porque de ser así sería algo así como metaserie y no sé si esto que funciona muy bien en la literatura es aplicable a una serie de televisión... y yo con estas ralladas bajo el sol florentino y turco y el de Sofía porque el Sol nos siguió como el Tronco hasta el último día en Bucarest, donde Dios debió de castigarnos por algún motivo desconocido porque nos trajo a la capital rumana el Diluvio Universal, pero yo debo ser como Will Farrell/Moises porque mi mesa del McDonald's parecía ser la única de toda la gigantesca estación de tren que no se encontró invadida por las goteras -aunque decir gotera sea un eufemismo porque el chorro de agua que caía por todas partes era desmesurado y sino, vean el vídeo que grabamos...-.
Como conclusión diré lo predecible, a pesar de las ampollas -acabé con los pies de Bart Simpson-, rasguños y picaduras de pseudomosquitos griegos, ésta ha sido una experiencia irrepetible, aunque no por eso inigualable... ¿Qué será lo venidero?
Psd: Sé que no tengo perdón de DIOS por no mencionar a Greekie, el perro de Alejandrópolis
que después de que le acariciara y le llamara "guapo", se convertiría en el tercer compañero de viaje (muy a pesar de Cris quien nunca lo querría... Greekie ya se vengo de ellá pegándole algunas pulgas... ¡juas!) o de no hablar de nuestras otras mascotas de viaje, esas botellas de agua a las que les poníamos nombre y les tratábamos como si nosotros fuéramos Tom Hanks y ellas, el balón-Viernes... o tampoco de nuestro viaje en Ferry, compartiendo mocho y tabaco de liar con Raquel y Lucía a través del Adriático y durmiendo con los sacos en cubierta (me gustaría decir que bajo un manto de estrellas, pero no sería cierto porque no ví ni una decena de ellas en todo el rato que permanecí despierto)...
WELCOME TO THE 23
Aunque un día más tarde -así lo desea él-, le doy la bienvenida a mi amigo Nacho por sus reciente 23 deseando que sus "improvios" planes becarios se hagan realidad. ¡Ya sabes lo que tienes que pedir al soplar las velas de la tarta!
Psd: P. Estrada, antaño contertuliano deportivo, se lia con porno star ortera tras previo paso por conocido reality show y se acaba de adentrar en la rubbish TV más casposa del momento. Puntualización: esto lo sé por el casi excelente programa de Alfonso Arús, programa de bajo coste pero ¡estupendo!