O los críticos de Fotogramas han recibido un aumento de sueldo o este mes llegan a nuestras pantallas verdaderas muestras du bon cinéma. Desde la tercera entrega de la casi perfecta saga Bourne hasta esa revisión del musical "Hairspray" -para el que David Broc no tiene más que elogios...-. En otra invitación esporádica al cine, me deslicé hasta la sala para ver ese efectivo producto novelesco salido de la pluma del neoyoquino Robert Ludlum y llevado al cine por primera vez hace ya más de cinco años. Suscribo cada una de las palabras de Sergi Sánchez quien escribe que "lo importante en El ultimátum de Bourne no es ni la causa ni el culpable, es el movimiento". Y ocurre que, efectivamente, las dos primeras secuencias de acción -la ambientada en la estación Victoria de Londres y la de Tánger- quitan el hipo. Filmadas con buen pulso por su director y montadas con acierto y sentido te hacen sentir la vorágine del cine en su esencia.
Siempre me cayó bien Matt Damon. Especialmente cuando empezó a salir con mi idolatrada Winona Ryder. Recuerdo que me dije: "Serán los Paul Newman y Joanne Woodard de mi generación." Bueno, a veces las cosas no salen como uno quiere... No obstante, la trayectoria de Damon estuvo trufada desde el principio de títulos deliciosamente interesantes y personajes memorables como el que trato en el post de hoy, Jason Bourne, o Will Hunting y James Francis Ryan. Ahí están, pues, la conversión cinematográfica de la novela de Grisham, "The Rainmaker", con una recién oxigenada Claire Danes -casualmente, una de las mejores amigas de Winona-; "Good Will Hunting", ese guión escrito a medias con su amigo Ben Affleck -que saldría con otras de las amigas de Winona, Gwyneth Paltrow-; la oscarizada "Saving Private Ryan"; la alocada y provocadora "Dogma" con otra de mis diosas de mi Olimpo particular made in Hollywood, Shalma; la estupenda "The Talented Mr. Ripley" con su inquietante protagonista, aunque muchos críticos hayan lamentado el acercamiento poco pormenorizado a la complejidad de la psique de los personajes de Highsmith; la saga "Ocean's", aunque para mi gusto entre película y película, ésta haya ido languideciendo; o las aplaudidas y laureadas por público, crítica y académicos, "Syriana" y "Departed".
Tras repasar la filmografía de Damon, me doy cuenta de lo olvidado que tenía a este actor que borda con el mismo buen resultado a un torturado agente de la CIA como a un traidor de la misma. En cualquier caso, me puedo vanagloriar del seguimiento que he hecho de actor desde que lo viera por primera vez en el cine en "Good Will Hunting" en el también olvidado Waldorf de Barcelona. La shakesperiana Julia Stiles, por su parte, es otra de mis asignaturas pendientes, aunque haya seguido su pista a través de "Carolina", "Mona Lisa Smile" -una de las pelis fetiche de Elsie-, y el remake "Omen". Prometo no tardar en ponerme al día con ella. Me encanta verla en la gran pantalla porque es de aquellas caras que irradian simpatía e inteligencia (y belleza, por descontado). Mención especial para Joan Allen (he enterrado el hacha de guerra con ella) y para mi querido Albert Finney.
Y hoy acabaremos con "Momento Confesión". Mi padre me ha invitado a comer pasta al pesto con motivo de su cuadragésimo noveno cumpleaños, así que esta tarde me he pasado por el Fnac para comprarle unos cedes -regalo recurrentísimo cuando se trata de mi padre-. En fin, le he comprado un disco de Tommy Dorsey y Frank Sinatra y la banda sonora de la "primera" producción de Broadway de "West Side Story" -entre mis discos del musical y el suyo llegaremos a la media docena pronto... ¡esto comienza a ser enfermizo!-. Y como siempre me ocurre, me he susurrado como si una versión demoníaca de mi mismo se encontrase aposentada sobre mi hombro izquierdo: "¿Por qué no echas un vistazo a las series que han salido en dvd después de las vacaciones?" Craso error. La autoinvitación a mirar era una autoinvitación a comprar obviamente. Resultado: como las campañas de márketing son campañas muy estudiadas y mis "cultural shopping" me convierten en un ser débil y fácilmente impresionable por las rebajas, ofertas y promociones varias, me he llevado las temporadas de dos series. ¡Toma ya! Éste es mi último despilfarro antes de pasar a ser un desempleado más (eso sí, por voluntad propia y consciencia estudiantil) y tener que someterme a las estrecheces más desconsolodoras para una personalidad tan "especial" como la mía (¡Para quién vuelva a mencionar sobre mi trastorno de personalidad histriónico, quiero que sepa, que prefiero y siempre preferiré la modalidad narcisistas, que mola más! ¡Encaja ésta, Cris!). Aquí va la foto del pecado, pero no del pecador, que se ocultará en las sombras del encogimiento consumista más sentido. (Gilmore Girls, Sixth Season; Fame, First Season).
2 comentarios:
En realidad la sexta de las GG deberian regalarla y no digo más que creo que no la has visto.
Me encanta el Fotogramas ^^
Tal y como hablamos Albert, las palabras de cualquier crítico (incluido nuestro televisivo y querido David Broc) son bien recibidos sobretodo cuando hablan bien, muy bien, de una película de la cual te has creado muchas espectativas. Las palabras tranquilizadoras del crítico ayudan a sentirte cómodo y a prepararte para el golpe en el caso de un no esperado batacazo. A lo mejor sería mejor escuchar al de la 2 de TVE que siempre prepara para lo peor. Ten cuidado con el consumismo o acabarás en el mismo lugar que Barbie (y con Mrs. Potato!)
Julia Stiles esta fantástica en "La sonrisa de Mona Lisa" pero más lo esta Ginnifer Goodwin :)
Amanda Bynes es mayor que yo!
Publicar un comentario